La moda inglesa gozó de amplia difusión gracias a fenómenos musicales como los Beatles y los Rolling Stones, que difundieron la moda pop. Paradójicamente, la influencia inglesa en la moda masculina, dominada por la sobriedad y la discreción, en la que se impuso una línea que devendría en clasicismo, comportó que desde el siglo XIX el protagonismo de la moda en cuanto a novedades y evolución continuada -así como cierta veleidad siempre pareja al concepto de moda- pasase a la moda femenina, de tal forma que se llegase a considerar la moda «el arte de lo femenino».